top of page
Buscar

El cuento de la lechera

  • Foto del escritor: Maria Carmen Mora Espi
    Maria Carmen Mora Espi
  • 1 jul 2021
  • 2 Min. de lectura

¿Quién no conoce "El cuento de la lechera"? Es una fábula que ya pertenece a la cultura popular y cuenta la historia de una lechera que iba con su cántaro lleno de leche recién ordeñada de camino al mercado. Mientras iba caminando, iba pensando todo lo que podría conseguir con la leche ordeñada de su vaca, que, por cierto, ya empezaba a ser vieja. Divagaba de la siguiente manera: "Parte de esta leche la voy a vender en el mercado. Con otra parte, voy a elaborar mantequilla. Como la mantequilla va a ser de muy buena calidad, me la pagarán bien. Con esos beneficios me compraré huevos de los que acabarán naciendo pollitos. Como algunos serán machos y otros hembras seguirán multiplicándose. Podré vender parte de los pollitos, porque tendré demasiados, y también podré vender huevos frescos. Todo eso me producirá más beneficios, con los que podré comprar una vaca más joven que me dará leche de mejor calidad. Cuando tenga el negocio ampliado y funcionando tendré suficiente dinero para comprarme un vestido nuevo...". Tan absorta estaba en sus pensamientos que en un momento dado tropezó con una piedra del camino y se le derramó toda la leche, con lo que ahí terminaron sus sueños.


Pues bien, ¿qué nos enseña la fábula? Siempre nos han dicho que no hay que ensimismarse en los sueños, y que hay que pensar en la realidad. Vivir el momento y no pensar en el futuro. Pero, ¿estáis seguros qué esa es la única moraleja que queremos sacar de la historia?

Nunca nos cuentan qué pasó con la lechera después de que se le derramara la leche. Hay dos opciones: que aprendiera una lección y corrigiese el error cometido para poder alcanzar sus sueños o que se regresara a casa diciéndose a sí misma que era una estúpida por pensar que iba a tener una vida próspera por vender la leche de su vaca.

Si sólo nos quedamos con la conclusión de la historia tal y como nos dice la moraleja de la fábula, tendremos a pensar que lo mejor es no hacer nada, cosa con lo que no estoy de acuerdo.

A pesar de que se le haya derramado la leche, la lechera ha emprendido, tenía un objetivo y ha hecho algo para llegar a alcanzarlo. Esta vez no le ha salido bien, pero podría haber sido al revés. Pero lo que es seguro es que si no hubiera hecho nada, nada hubiera pasado, ni para bien ni para mal.

Así que, aunque a veces los resultado de nuestras acciones no son los que esperábamos, siempre será mejor hacer algo al respecto que no hacer nada.

No te vas a hacer rico sin emprender, y si emprendes puede que tengas pérdidas por el camino. Pero si no emprendes, seguro que no tienes ganancias.

Y ahora, ¿qué vas a hacer?



 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
Trumpismos y diretes

Me he propuesto empezar a escribir entradas en el blog con más regularidad. Usar una horita o dos a la semana para escribir unas palabras...

 
 
 

Comentarios


bottom of page